viernes, 3 de junio de 2011

Estudiando-me.

El filósofo de Friburgo habla de un guión teatral que ordena la vida del ser-humano (literalmente, el guión es gráfico). Al momento de estudiarme confieso que nunca lo pensé tan difícil. Nada más preguntaba y era en base a mí. De alguna u otra manera llegaba a mí mismo. Y desde acá desemboco en el creer que a todos les pasa lo mismo.

* Voy a ejercer tanto la humildad como la poesía desde ahora. Combino estética y ética.

(notar el uso que hago de los paréntesis)

La obra del personaje es digna de ser contada por el narrador, sin embargo no se sabe mucho de cuando coinciden. El narrador es como aquel cineasta que simplifica en arquetipo la acción observada. O puede ser todo lo contrario, que el arquetipo produzca la acción. ¿Pero no es acaso el habla quien genera la lengua? ¿O será todo lo contrario?

La cuestión era autobiográfica. El escritor es quien une a narrador y personaje mediante la obra, sin embargo, poéticamente ambos han existido desde siempre y ambos son un fenómenos espacial.

*Usted como lector está en el mismo estado de derecho que el mío. Les dejo estas líneas para que opine _______________________________________________________________
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El personaje ya tiene un uso de la lengua y es lo que se lee, su práctica, osea el habla. Que se lea lo que yo escribo hablando de mí junta ambos procedimientos: el ser simbólico y los usos que le dan dote.

*Desde acá preciso dos cosas: La plusvalía de los signos. De cómo es necesario el valor personal y colectivo sobre los usos de los objetos, de los cuales brota el signo. Por eso ningún estudio es menos válido que el otro. (Algo quería escribir sobre las invenciones y los inventos; otra cosa se me ocurre en cuanto las nombro. Poseen un contenido que no logro recordar y las muy condenadas aún persisten en hacerme pensar sobre ellas). (1)
(2) ¿Por qué el uno al final y el dos ahora? Escribí que tenía dos cosas que precisar, es una ayuda, porque prometí humildad. Esta es espontánea y sin embargo la estoy planeando a cada instante.

El personaje puede ser cualquier cosa; puede equivocarse ya que es tradición. La sociedad poética es aquello, por cierto. Valorar más el antónimo de las ciencias (las cuales persiguen un propósito, no así la tradición, que es fin y medio a la vez- por ejemplo, antes las fiestas agrarias perseguían el reencarnar a los dioses y se la pasaban bien; hoy las fiestas son para pasarla bien).

*Se puede hacer el amor de muchas maneras.
**Hay una necesidad de cohesión? Hay una necesidad de lengua? (en tanto norma)

Y quizás. (quizás qué? escribí lo primero que se me vino en mente. No lo corregiré).

Hay cosas que son malas en público, porque se piensa en colectivo, y sin embargo pueden hacer bien a uno mismo, sea el lugar donde se haga. Comerse los mocos es un ejemplo.
El narrador toca con paños de seda el monumento que representa el personaje. El personaje desconoce al narrador, y el narrador desconoce al personaje en cuanto persona. Es una actitud racional aquesta que describo del tal narrador, pues relata sólo lo que quiere, lo que contribuya al progreso de una obra. La obra es entonces un sistema. El narrador trabaja para el autor, y obra es una corporativa. En ese entonces, hay cosas que agradecer al narrador, y es el de darnos a conocer al personaje. La metodología es previamente propuesta por el autor.

En este instante me desnudo ante ustedes: soy personaje y narrador (ya es sabido), pero también soy autor. Una obra puede siempre ser anónima si contiene en su interior únicamente lo que necesitamos saber (contexto de producción, generalmente). La obra siempre se vale por sí misma, por eso desde siempre han existido tanto narrador como personaje. El que les diga que yo soy autor de todo esto pues me hace pertenecer a la obra misma y persigue la pretensión de desaparecer de la realidad como material. Persigue la pretensión de volcarse al anonimato.

*desde acá desautorizo a seguir con esta obra. Persigo desde las entrañas del texto, y mediada por la poesía, el amor. El amor del lector, y de este en particular, es poético.

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Oh amada mía! Créeme, por favor, créeme.